Cartas al director

Con PISA, agradecimiento al profesorado

Con PISA, agradecimiento al profesorado
El ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo. EP

Ha merecido la pena esperar a la publicación del último informe PISA por el gesto de explícito agradecimiento público a los docentes del señor Ministro de Educación. Escucharle decir que «hay que dar un reconocimiento a la labor que han hecho los profesores» es algo novedoso en boca de un responsable de Educación. Lo habitual, desde hace años, por parte de los promotores, sostenedores y defensores de la Lode (1985) y la Logse (1990), era achacar a un porcentaje alto del profesorado la mayor parte de los males de la enseñanza.

Por lo demás, los datos de dicho informe, al tiempo que reflejan una vez más la persistencia en el estancamiento del sistema educativo español, ponen de manifiesto con cifras y nombres concretos lo que ya se sabía: las diferencias entre comunidades autónomas; lo que representa y significa la desigualdad entre alumnos de y en diversas regiones de España.

Si como dice don Íñigo Méndez de Vigo, los «responsables» de las tímidas mejoras habidas (allí donde se han producido) «son los maestros» y, por tanto, «el Ministerio contará siempre con ellos para seguir mejorando», momento es de pasar a las realizaciones desde estas declaraciones.

En este sentido, me permitirá el señor Ministro que le haga una sugerencia: lea el libro «Qué paso con la enseñanza. Elogio del profesor», de la profesora de enseñanzas medias Luisa Juanatey. Seguro que su lectura le dará algunas interesantes pistas sobre qué hacer, si es cierto que se quiere mejorar de verdad, poniendo freno a los dislates cometidos y reparando los desaciertos mantenidos.

No le falta razón al señor Méndez de Vigo cuando afirma que no partimos de cero. En efecto, hay que admitir sin tapujos ni recovecos que es mucho lo malo que se ha hecho: el perjuicio causado a alumnos, el maltrato dado a profesores, las decepciones ocasionadas en familias, las oportunidades perdidas, las posibilidades desaprovechadas,…; por eso urge poner manos a la obra, sin prisas ni ocurrencias, apariencias, maquillajes o parches, pero también sin pausa en una decidida y persistente voluntad de mejora auténtica.

Tanto más asegurará su acierto en lo que se reforme, modifique e innove cuanto más escuche el señor Ministro a los profesores que continúan en las aulas día tras día y atienda a los docentes reales en mayor medida que a sus representantes, a los expertos y los asesores.

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