CARTA AL DIRECTOR

José Manuel Sánchez Fornet: «Día de la Policía: medallas y corrupción»

José Manuel Sánchez Fornet: "Día de la Policía: medallas y corrupción"
Policía y Guardia Civil. EP

El 2 de octubre se celebra el Día de la Policía. Con tal motivo, cada año se conceden condecoraciones por servicios destacados -en teoría-, existiendo gran controversia sobre los criterios que se aplican para concederlas, al existir un importante componente discrecional de amiguismo y nepotismo desde hace décadas que ningún Gobierno ha querido o podido cambiar.

Se conceden dos tipos de condecoraciones: cruces al mérito policial con distintivo blanco, que suponen mejora en baremo de ascenso, para ocupar puestos de trabajo y destinos, y cruces con distintivo rojo, que, además de lo anterior, conllevan un incremento retributivo y en la pensión vitalicia del 10% del salario. Basta ver el porcentaje de medallas pensionadas concedidas en las distintas escalas policiales para entender la manipulación que se produce.

Durante décadas, algunos sindicatos han combatido los criterios de concesión de las condecoraciones sin que la negociación sindical, denuncia, boicot a actos, movilizaciones, ni el recurso a los tribunales haya servido para nada.

Las cruces rojas están reguladas por una ley de 1964. Atendiendo al texto de la ley, la medalla roja debe ser concedida a quien ha puesto en riesgo su vida, integridad física o ha tenido lesiones en acto de servicio. En cambio, se regala a mandos ilegalmente y raro es que se jubile alguno de ellos sin al menos una medalla roja.

En los despachos no se corre riesgo de recibir un disparo o puñalada, quizás un corte con un folio o pinchazo de clip. Los policías de la escala básica, los que están en la calle y reciben los disparos, golpes, puñaladas… se arrojan a un río, al mar, o entran en una casa incendiada con riesgo de su vida, rara vez obtienen dicha condecoración. Todos en la Policía saben que para obtenerla es más necesario contar con algún mando amigo, y si está en la Junta de Gobierno mejor, que arriesgar su vida en cualquier intervención.

Se han concedido este año 152 cruces rojas. En la escala Superior hay 397 efectivos de los que 16 la han recibido. Supone el 10,53% del total de medallas rojas concedidas al 0,62% del colectivo.

En la escala Ejecutiva se han concedido el 50% de todas las rojas, 76, entre los 5.606 miembros que la componen. En la escala de Subinspección, 5.490 efectivos, se han concedido 23, el 15,13% del total; y en la escala básica, los que corren riesgos y sufren lesiones y heridas han recibido la pensionada 35, el 23,03 de las concedidas, suponiendo sus 51.822 efectivos el 82% del Cuerpo.

Aplicando las condiciones que exige la ley para merecer esta condecoración pensionada, la inmensa mayoría, más del 90%, debería corresponder a la escala básica y el resto en las escalas de subinspección y ejecutiva, en ningún caso a nadie de la escala superior -salvo alguna excepción-, y no existe ni un solo expediente con lesiones o riesgo para su integridad de ninguno de los mandos que se han visto agraciados con una medalla inmerecida. Se han concedido además 2.861 medallas blancas, sin pensión, estás sí mayoritariamente (76,35%) a la escala básica.

Estamos ante el síndrome o la fábula de la rana hervida; si arrojamos una rana a un cazo de agua a 50 grados salta de inmediato fuera del mismo. Si está en agua fría y se va calentando lentamente, la rana muere en el agua caliente pero no reacciona ante el progresivo incremento de la temperatura.

En España la rana murió hace muchos años a la vista de la corrupción que invade todas las instituciones. Y en la Policía, también.

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