Cartas al Director

F. A. Juan Mata Hernández: «El globo rojo de corazón que voló desde Londres a la M30 de Madrid»

F. A. Juan Mata Hernández: "El globo rojo de corazón que voló desde Londres a la M30 de Madrid"
Así ha quedado el mítico santuario del grafiti en Nueva York AFP

El grafiti que Banksy pintó en el este de Londres en 2002 representando a una niña que pierde su globo rojo en forma de corazón, es considerado en una encuesta popular como una de las mejores obras de arte. Por el contrario, tenemos que lamentar estos días reiterados ataques de grupos incontrolados de grafiteros sobre trenes, locales e instalaciones del Metro de Madrid. ¿Por qué se producen dos efectos tan contradictorios y cuál es entonces el verdadero sentido del arte del grafiti?

La Real Academia Española de la Lengua no arroja una luz clarificadora sobre el tema, pues se limita a definir el hecho, como: «Firma, texto o composición pictórica realizados generalmente sin autorización en lugares públicos, sobre una pared u otra superficie resistente».

Ambos trabajos, el artístico y el gamberro o de protesta, encajan perfectamente en esas palabras de la RAE pese a ser tan diferentes en sus objetivos y efectos, pues el primero destila belleza, engalana el espacio y confiere valor, mientras que el segundo perturba, destruye y destila un mensaje putrefacto.

Para tratar de hallar algo de luz, nos hemos dirigido durante el evento anual del MOS ((Meeting of styles) en España, a uno de los más destacados expertos en la materia, a quien llamaremos Siegfried.

¿Siegfried, nos puedes explicar brevemente en qué consiste el MOS?

¡Claro! Se trata de un encuentro mundial de artistas del grafiti que se celebra anualmente en las más importantes ciudades de los cinco continentes con el objetivo de componer entre todos un mural. La quinta edición del evento, celebrado también en Madrid este año, tuvo como lienzo el parking de la estación de Chamartín. Ahí quedará para disfrute de los madrileños la obra conjunta de 70 artistas de 15 países diferentes. Es, en cierto modo, uno de nuestros museos al aire libre, como también lo es ya la M 30, con el despliegue, cada día mayor, de esos misteriosos corazones por los que me has preguntado.

¿Cómo valoráis vosotros el vandalismo reiterativo de esos grupos de grafiteros al Metro de Madrid?

Nuestro movimiento refleja arte, pero también, no lo olvides, es un arte de rebeldía, pero, bueno, no es fácil deducir los motivos por los que otros actúan, aunque en mi opinión ahí coinciden varios factores: Date cuenta que se juegan la vida y quizá no saben siquiera el porqué, pero sobre todo está aquello del subidón de adrenalina que supone una acción de riesgo, pues en general son gente muy joven que se toman esto como un deporte y al poco lo terminan dejando. Evidentemente, intentan no ser cazados y lo llevan a cabo para causar el máximo impacto como si fuera una misión militar. El éxito estriba después en poder ver su obra y presumir de ella aunque sea un bodrio. Desde luego eso no es verdadero arte urbano. Pero lo que hemos visto en TV estos días no es lo habitual y pudiera responder también a algún condicionante laboral o incluso político.

¿Y qué opinas del otro extremo, esos corazones de colores que alegran el espíritu de los conductores de la M 30? ¿Quién y por qué los habrá pintado? ¿Será el regreso de aquel globo de Banksy?

Mira, Juan, los grafitis llevan siempre consigo un misterio y si no lo crees, busca «La cueva de las manos», probablemente el primer grafiti de la prehistoria que ha llegado hasta nuestros días. Es un conjunto armonioso de pinturas rupestres en la Patagonia Argentina, de hace unos 9.400 años, que representan cientos de manos blancas y, asómbrate, no las pintaron directamente sobre la roca sino que utilizaron una técnica que hoy llamamos de «estarcido», muy similar a la que utilizó Banksy en su dibujo de la niña con el globo de corazón. Ya ves que aún nadie ha podido averiguar lo que querían significar con aquellas manos tras 94 siglos, aunque al menos sabemos la técnica que utilizaron. Así que los misterios de los grafitis forman una parte esencial de su arte y no los hemos inventado nosotros.

Tras la entrevista, constato que Siegfried tenía razón y no fueron sólo las pinturas rupestres donde se reflejaron recónditos grafitis, muchas otras civilizaciones dejaron muestras similares, tales como la costumbre romana de pintar y esgrafiar muros y columnas con consignas políticas, mensajes de amor y burlescos.

Me he adentrado en este mundo bello y fantasmagórico de los artistas urbanos tratando de alcanzar un poco del saber que destilan sus obras, y os puedo decir, mis queridos lectores, que yo que hasta hace bien poco despotricaba contra quienes tenían la osadía de alterar el equilibrio de un paño de mampostería, ahora es probable que los contrate para que decoren una parte de mi vida. He descubierto en esta aventura un arte sencillo y fresco en el que nuestros artistas tratan de construir retratos, no simples símbolos. Y lo logran con un equilibrio entre lo sentimental y lo que su razón les impulsa. De este modo arrancan del corazón sus sentimientos y los exponen al mundo para purificarlos.

Porque un grafiti es también una poesía muda… y sabe guardar sus secretos como el más celoso confesor.

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