Las leyes no son blandas; tampoco son blandos
Quienes las ejecutan, pero son capaces,
Pues están en su magín los cómos y cuándos
De ser palomas o de ser aves rapaces,
Porque de la Gramática tienen los mandos,
Convirtiendo el Poder en el Poderío,
Con verbo y substantivo haciéndose un lío;
De este modo las leyes, que son el camino
Que debe llevarnos a que se haga justicia,
Se convierten en atajos que se andan, sino
De su libre albedrío con la sevicia
De recompensar algún servicio mezquino;
Con lo cual las leyes huelen algunas veces,
Más que a lirios o a rosas, a heces;
La Justicia no puede estar contaminada
Por ninguna tendencia, sea la que sea;
Su aplicación no puede estar, por nada
De este mundo, sujeta a bailar con la más fea,
Ni tampoco con la más guapa … ¡Es sagrada!.
Mezclar churras con merinas, cosa mal hecha,
Pues las crías son escasa y mala cosecha;
Eso de los Jueces para la Democracia,
Y esto y lo otro y demás zarandajas,
No negativamente tiene ninguna gracia,
Si no el que no estén metidas en cajas
Bajo tierra en positivo es una desgracia;
El Poder y la Justicia van de la mano,
Pero separadas; juntas, … ¡nos dan por el ano!.