Para que los laven tiendo en mi cuerda los trapos
Sucios de quien en la Política mete su hocico;
Abundan en mis metáforas no tan solo sapos
Y ranas … De otros bichos, más de cien y pico,
Siempre que calcen y vistan los mismos harapos;
Si a menudo eludo nombrarlos, ¿quién dijo miedo?;
Bien conocidos, demás señalarlos con el dedo…
No obstante, algunos modelos: si es por su físico,
En el Pujol y en el Torra todo el mundo piensa
Si a sapos me refiero; y no es casuístico,
Si a ranas, en la Barcos y Chevite … La Prensa
Hoy las pone de batracios anuros lo mínimo;
Alto y claro: lo más sórdido en mancebías,
Y lo menos piadoso en claustros y sacristías;
En cuanto a su caletre, de sí tan obsceno,
Que entre los muchos ejemplos que pueden ponerse
De unos y otras, que tienen los sesos de cieno,
El dar el nombre de cualquiera … ¡hay que joderse!,
Sería dar de menos la mayoría… Y eso no es bueno;
No obstante, porqué de él todo el mundo está harto,
El no va más: el Otegui … ¡Menudo lagarto!;
Y acabo: dejo para otro día los Partidos,
Que aquí hay más tela que cortar entre otros tejidos,
Que borra en las churras y hebras en los zurcidos:
¡Lo que no se va en lágrimas, se va en vahídos!.