Con la Constitución nos iba bastante bien,
Hasta que el Zapatero, por vengar a su abuelo,
Nos vino con la Memoria Histórica … ¡fetén!;
Si entonces hubiera habido tan solo cielo,
Dios habría creado el infierno también,
Para darle su merecido a este camelo,
Engendro del diablo, tan vil y tan cruel,
Que no ha habido en España nadie como él;
El insigne Suarez consiguió que en el Congreso,
El Carrillo y la Pasionaria tuvieran escaño,
Poniéndoles candado de oro a la sin hueso,
Dándose la mano y, cubierto con el paño
Del perdón, quitándonos de encima el peso
Del odio, que había causado tanto daño…
Tanto como el Zapatero, y me quedo corto,
A su madre, si hubiera sido un aborto;
En el Bando Rojo hubo mártires a mansalva,
Muchos más que en el Nacional víctimas de Franco:
En nuestra odiosa Guerra Civil nadie se salva;
Por supuesto que si el Dictador no era manco,
Tampoco de entre los Rojos nadie era un malva;
Unos y otros estaban sentados en el banco
Del odio: el mata-curas y quema-conventos,
Y la represalia luego con todos sus descuentos;
Si unos fueron de la cama al cementerio,
Y otros, aunque amañado, bajo el dicterio
De los jueces, a las cunetas, … que el criterio
De los Rojos prevalezca aún, … ¡es poco serio!;
Si repartimos la culpa y pena del imperio
Del mal, tanto en uno como en otro hemisferio
De Rojos y Nacionales, por fin el ministerio
Del rencor y la revancha … ¡hallará su cauterio!
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