I
Hecho a medida para guiar ganado,
No habla, arrea si abre la boca;
Mucha hojarasca y substancia poca,
De verborrea hueca anda sobrado,
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Aparte de ser algo mal educado
Si le advierten que el turno a otro le toca;
En sus juicios es como una roca,
Pues que es en Derecho Licenciado
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Y como antropólogo una bicoca;
A sus conocimientos subordinado
Tiene que estar hasta Dios, o hay altercado;
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Pagado de sí, a él mismo se invoca,
Pues Séneca es un zote a su lado…
¿Se reconoce usted, señor Aroca?.
II
Otro pájaro rojo de armas tomar,
Que en La Sexta tiende sus alas de plomo,
Es el babas Miguel Ángel Aguilar;
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Sobrado de carnes y de seso romo,
Llena las tardes con el pestoso humo
De un mentiroso de tomo y lomo;
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Cuanto suelta por su boca, a lo sumo
Es media verdad, o séase que miente:
Muy poco de lo que ofrece es de consumo;
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Del vil rojerío es una vertiente
Que, por lo que larga y como lo larga,
Énfasis incluido, es poco corriente;
*
A menudo resulta ser tan amarga
Su ampulosa y sucia elocuencia,
Que, además de oler mal, es una carga;
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Claro que hay que tener mala conciencia
Para afirmar que los muertos de Franco
No eran españoles, según su creencia;
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Pero, señor Aguilar, el largo flanco
De curas, frailes y monjas que los Rojos
Asesinaron, -séame usted franco
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Con minúscula-, ¿fueron acaso abrojos
De los lejanos campos de Etiopía,
Y es por lo que les cegaron los ojos?;
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Si lo que le enseñó y aprendió de su tía,
Es tan solo el decir medias verdades,
Y en la revancha sigue usted todavía,
Como en su cuerpo no hay más que porquedades …
¡Váyase usted a cagar a la vía!