El padre del 'héroe del monopatín'

Joaquín Echeverría: «España, en peligro»

La libertad sin sustento económico es inviable

Joaquín Echeverría: "España, en peligro"

Aun cuando comenzaré presentándome sólo me interesa el futuro, me interesa la vida, el pasado sólo es una fuente de conocimiento.

Esta presentación sólo tiene por objeto que se entienda que me mueve a clamar.

Mi nombre es Joaquín Echeverría Alonso. Algunos recordarán el enorme eco mediático que tuvo que un español se enfrentara a tres terroristas armados con cuchillos en el puente de Londres, su desaparición y luego el conocimiento de su muerte. Ese hombre era uno de mis hijos, era Ignacio Echeverría y Miralles de Imperial.

A su muerte no recuerdo haberme quejado de nada ni de nadie y siento agradecimiento por todas las personas que le prestaron atención, autoridades, personalidades, prensa y personas comunes como somos nosotros su familia y amigos.

Ese agradecimiento fue a la atención prestada, fuera por considerar que lo que había hecho era bueno en sí mismo, como las escasas personas que le prestaron atención para decir que no se le debía un homenaje porque no estaba probado que ese día portara un monopatín.

Para mi fue de agradecer que esos se molestaran en hablar de Ignacio, ya se sabe: «Que hablen de mí aunque sea mal».

También en la redes hubo quien expuso genealogías de la familia de mi mujer, cosa que agradecí por los datos que nos aportaron a los curiosos que entramos en sus páginas. Aunque algunos hablaran de conspiraciones demenciales en las que incluían a jesuitas, masones, los servicio secretos y la banca internacional, para mi fue un esfuerzo que hicieron porque se conociera más a Ignacio que había hecho algo singular, me atrevería a decir sin un precedente cercano.

Espero que si habrá consecuencias, como creo que las hubo en el mismo puente donde otro terrorista apuñaló y mató a personas y fue neutralizado por «espontáneos» que intervinieron poniendo su vida a disposición de los demás.

Hubo quien tuvo su momento de gloria con miles de vistas en su página, explicando que Ignacio Echeverría no había existido jamás, que era un invento y que la fotografía, dado su aspecto juvenil -cuanto se hubiera reído Ignacio de haberlo leído-, eran de un hermano pequeño. En días sucesivos amplió la información, diciendo que su hermana, que había dado una rueda de prensa, no era tal, que ella y el supuesto hermano que la acompañaba eran actores.

Fue una gran alabanza, ya que la razón aducida era que en esa situación de duelo era imposible que ninguna persona fuera capaz de sonreír y se expresara con esa generosidad y ese estado de ánimo. Creo que esa página que consiguió tantas visitas y tantos «likes» fue la mayor alabanza que recibirá nunca mi familia, compuesta de personas comunes que nunca habíamos recibido tanta consideración.

Gratitud

Las escasas intervenciones que tuvimos en los medios de comunicación en los primeros días desde su desaparición y el conocimiento de que Ignacio estaba muerto, fueron para transmitir gratitud por todo lo recibido, en el conocimiento de que quien recibe atenciones queda en deuda, «de bien nacido es ser agradecido».

Pero hoy ya no nos toca pensar en eso. Ignacio está muerto, murió bien, su familia pudimos hacer nuestro duelo y dar gracias a Dios por la «suerte» que tenemos. De Ignacio nos queda un recuerdo dulce y el reconocimiento que tenemos hacia él es superior a cualquiera que se le pueda dispensar, aunque agradecemos los que tuvo y los que tendrá si es que llega a tener alguno más. Dios nos conoce y Él hará justicia, lo que no deja de aterrarme.

Aún cuando todo derecho debe dimanar del derecho de cada individuo, a mi entender lo que le haya ocurrido, o haya sufrido, una persona concreta, o una familia concreta no tiene la más mínima importancia frente a lo que le puede ocurrir o puedan sufrir muchas personas en el futuro. El pasado no tiene enmienda, pero sí podemos contribuir a construir un futuro mejor.

Por eso mi pena ahora es mucho mayor, siempre me duelen más los vivos que los difuntos a los cuales tratará Dios Misericordioso. Pero en el mes de marzo y lo que va de abril han muerto muchas más personas que en el mismo periodo de tiempo que en los años precedentes. Varias veces más de los declarados como víctimas de la pandemia.

Mala gestión

Dadas las disposiciones del Gobierno de España, estos finados murieron en la soledad más fría, sin tener asistencia religiosa, sin el consuelo de sus seres queridos, y todo por culpa de un Gobierno incompetente que actúa para unas finalidades completamente ajenas a lo que me parece debe de actuar un gobierno, como son cuidar la salud, el bienestar, el morir bien y el futuro de los que sobrevivan a esta pandemia que de desarrollarse en el mundo como lo esta haciendo en España, habría matado a muchos millones de personas y no solo a los dos cientos de miles que han sido declaradas oficialmente.

España no es diferente, pero la gestión que ha hecho el Gobierno con la pandemia sí lo es, por eso el resultado lo es. Cuando se aprovecha una calamidad para tomar poder económico, enriquecer a amigos dándoles exclusivas de compras, se limitan libertades de los ciudadanos sin lógica, se usa el dinero para comprar las Televisiones y la prensa, para perseguir a críticos descuidando a los servidores públicos y poniéndolos en riesgo. Cuando se arruina la economía y se compensa con subsidios tipo PER que han demostrado ser una catástrofe, se pueden conseguir cifras récord de viejos que no volverán ni a cobrar pensión ni a votar, el gobierno puede conseguir un éxito enorme porque en las Televisiones y en la única sesión del Congreso esa gestión se puede vender como ejemplar, lo que está siendo y llevándonos al desastre.

España no puede seguir por esta vía, estamos como cuando se supo del peligro de la pandemia y la OMS nos advirtió del peligro que representaba. No se tomó ninguna de las medidas que tomaron los países que están superando la prueba con cierto éxito. Ha llegado el momento de seguir la senda de esos países.

El ejemplo de Corea del Sur

Pondré un ejemplo de gobierno que gestionó la pandemia con los resultados que yo hubiera querido para España.

En Corea del Sur no se confinó a toda la población, no se detuvo la actividad productiva, se hicieron muchos test y se dotó a los sanitarios y personas en mayor riesgo de contagio de los medios oportunos. Se dotó a los ciudadanos de material de protección y se les dieron instrucciones para que se portaran responsablemente. En España no se hizo nada de eso y a cambio nos trataron como menores, como súbditos sin la más mínima capacidad de ser responsables, de responsabilizarnos.

Estoy cumpliendo las directrices de este Gobierno tiránico porque no quiero que me pase lo que a mi tío abuelo Paco que lo mataron a golpes en la Cuba de los Castro por no querer entregar las joyas de su mujer. No quiero ser victima de esta tiranía que se está imponiendo, pero no sé cuanto tiempo seré capaz de aguantar este abuso.

Este gobierno da mítines a diario en las televisiones y censura la prensa y ahora las redes sociales, pero no es ejemplar en nada, no sólo porque haya contribuido a que participáramos en actos multitudinarios, sino porque sin meternos en asuntos morales, que el que esté libre de pecado que tire la primera piedra, vimos consejos de ministros presenciales con personas que deberían estar en cuarentena dado el contagio constatado de su cónyuge. Usaron la ley del embudo dándose el caso de que los familiares de los ministros llegaron a «disfrutar» de varios test para identificar y tratarlos o darles el alta mientras que los sanitarios presuntamente contagiados no fueron sometidos a test. Es la antología del disparate y del despotismo.

Usaron el estado de alarma para regar de dinero a los afines, crearon intermediarios de compras absolutamente incompetentes que retrasaron el acopio de lo necesario y censuran la información de quienes son esas empresas para poder seguir enriqueciendo a sus afines. Es interminable la enumeración de irregularidades amparadas en un Estado de Excepción de facto, pero no declarado.

En resumen, tengo que romper mi forma de entender la vida y quejarme públicamente del abuso a que estamos sometidos y advertir de la ruina que viene, entiendo que temida por muchos españoles y una parte de este gobierno y deseada por otros miembros del Gobierno de España, que quieren llevarnos a una economía subsidiada para ejercer la tiranía tipo Cuba, Venezuela o Argentina. Ya amenazaron con un «corralito».

Joaquín Echeverría

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído