De haber puesto oído el Sánchez en la escuela,
Sabría, como hasta el más obtuso,
Que eso de legitimar el abuso
De los números, por ser quien es, no cuela,
Nos lo explique en español o en ruso;
Que dos y dos, señor Sánchez, son cuatro
Siempre, y no hoy cinco y mañana tres,
Lo mire al derecho como al revés,
Sépalo que lo suyo es puro teatro,
Y si no es el virus, nos mata el estrés;
A la que asistimos es una función
Que, con tantos nubarrones a la vista,
Acabaremos yendo al oculista,
Si sigue con el papel de figurón,
Y el Iglesias es el protagonista;
Si a su gusto en las praderas pace
Del narcicismo para lucir palmito,
Siguiendo de los gilipollas el rito,
El que esté cerca de un requiescat in pace,
Si no le echan de la Moncloa, le importa un pito;
Me da por tanto que si mantiene el ritmo
Que lleva, con sus números no me pierdo
Sumando del vil Zapatero el recuerdo,
Pues que sin tirar de ningún logaritmo,
Multiplica usted su condición de cerdo;
No podrá con el olvido hacerle frente
A lo de cada mochuelo a su olivo,
Que, aunque usted se resista a darle cultivo
Al del sucio deshonor de su ¡indecente!
A Rajoy, pasa el tiempo … ¡y sigue vivo!.