La perturbación mental supera en mucho
El pico más alto del Everest en boca
Del tal Iglesias, que ladra como un chuco
Cuando el turno de la palabra le toca;
Como en lo de argumentar no es ducho,
Se le eriza la lengua si con la verdad choca;
Siendo que a estas alturas le rinde culto
Al comunismo, más que un ser, es un insulto;
Otro perturbado mental es el Marlaska:
Más educado, no insulta, pone el ojo,
Que es lo suyo, y en esto no se atasca
En leer su discurso, poniéndole cerrojo
Al oído a lo que la Oposición le casca,
Pues que le dé por ahí no le causa enojo;
A la Libertad de Expresión le pone viga,
Y le importa un higo diga lo que diga;
Son las pareja de una Sesión del Congreso
Siempre que la hay, siempre lo mismo: da suelta
Larga y ancha con su loa a la sin hueso,
Y la Oposición, al loro, le da vuelta
A la tortilla, y lo que ella llama progreso,
Ésta fracaso, y, sin más, cuestión resuelta;
Se levanta la sesión y como hermanos,
Tras ponerse a parir, un apretón de manos;
Para nuestra tranquilidad no es este el caso
De quien, si no es para jodernos, no da un paso,
De quien piensa que hacer la paz es un fracaso,
Y tener que dar la mano sería un atraso
De su aurora y un adelanto de su ocaso.