Soy maestra de Educación Infantil.
Nos hablan de una nueva realidad escolar.
Quizá la sociedad, poco a poco, sea capaz de adaptarse a esta nueva forma de vida. Pero ¿y los niños?
Los niños siempre son una de las partes más vulnerables de la sociedad. Y creo que, en esta pandemia, lo son aún más.
Sé que es difícil establecer una realidad escolar como la que hasta ahora habíamos vivido.
Los niños son niños y como tales se besan, se abrazan, se prestan su vaso o se dan su galleta.
Juegan a tirarse uno encima de otro, comparten la pintura chupada. Se dan la mano para levantar al compañero que se hizo daño.
Se consuelan, se empujan, se hablan al oído, juegan a princesas y a príncipes, a superhéroes que salvan vidas.
Son perfectos modelos de la sociedad, donde todos se ayudan, también se pelean y, al momento, se perdonan.
En esta época es donde se crean las bases de sus relaciones sociales, sus sentimientos y sus emociones. Son puros en el contacto humano, inocentes, transparentes, sin maldad.
Creo que intentar cambiar esta etapa evolutiva del ser humano en estas edades tempranas irá en contra de la persona.
No es posible anular los sentimientos ni emociones de un niño. Ni siquiera aislarlas a dos metros de ti.
Si hay una etapa crucial en la persona, esta es la niñez. Por favor, dejémosles ser niños, es su evolución natural.
María Merino Martínez de Pinillos
Colegio Montpellier, Madrid.
