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En la actualidad entendemos por “victima” a “la persona que sufre un daño o perjuicio, que es provocado por una acción u omisión, ya sea por culpa de otra persona, o por fuerza mayor”.
Que el Covid-19 aterrizara “cabreado” en España, que está antes que Portugal, allá por 2019, no es óbice para ignorar si existió alguna responsabilidad en ese aterrizaje maléfico. Si existiera, seria imputable al Gobierno de China, origen certero del virus, a quien algunas naciones reclamarán, sin duda, la asunción de responsabilidades en la medida que les toque.
En España nadie duda de que el Gobierno de I&S supo con antelación al 8-M que el virus ya deambulaba por “casa” desde hacía meses, y que, sin embargo, permitió y fomentó gentíos que lo desparramaron con consecuencias sanitarias y económicas demoledoras.
Es más que razonable que los ciudadanos, ante esta presumible irresponsabilidad del I&S, demandemos el derecho a investigar las actuaciones del Gobierno para SABER LA VERDAD sobre lo ocurrido con la pandemia en España; ¿por qué se tomaron unas decisiones y no otras? Los muertos y sus familiares, los contagiados, las estrictas condiciones de confinamiento en el “estado de alarma” y la pérdida de libertad de todos los españoles lo demandan.
Es más que razonable que exijamos JUSTICIA, es decir, el derecho a juzgar y condenar a los culpables de aquellos “delitos varios” que pudieran haberse cometido en la prevención y gestión de la pandemia, y, por último, es más que razonable que exijamos el derecho a garantizar, como pueblo soberano, el debido RESPETO Y RECONOCIMIENTO a las “Víctimas del Covid-19”, lo que trae aparejado el derecho de reposición por aquellos que fomentaron tal infortunio.
El Gobierno I&S, al mirarse al espejo por las mañanas, verá reflejado sobre sus cabezas la figura de “presuntas responsabilidades genocidas”; una silueta alargada que sus desvaríos ideológicos han ido moldeando a la par que tomaban decisiones sobre la, ¿pandemia? Por ello, quieren implantar una política de olvido; mientras más tierra se eche encima de su trágica inoperancia mejor, ¡esa es su política!
Y he escrito la palabra “genocidas” porque, desde un punto de vista jurídico, dos actos que definen el “genocidio”, entre otros, son situaciones que podrían adaptarse a lo vivido por la población española al aprobar y atizar el 8-M: La lesión grave a la integridad física o mental de los miembros de un grupo y, también, el sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial
Cuando “muera de inanición” este Gobierno aciago la luz brillará sobre el pueblo español con la lección aprendida; votar a mentirosos e ineptos tan solo nos trae sangre, sudor y lágrimas. Pero esta desgracia ni puede ni debe acabarse sin más, ¡nada de punto y aparte! Finalizará cuando la prosperidad y el sosiego nos permitan alejarnos del bosque de la manipulación y la mentira; un espacio temporal que depende exclusivamente de la “valentía de los españoles”.
¿El 8-M propició nuevas “victimas”? ¿La inoperancia del Gobierno en la gestión de la pandemia del Covid-19 en el “estado de alarma” está propiciando nuevas “victimas”? ¿La ineptitud de la gestión económica propiciará nuevas “victimas”? Y muchas más preguntas, hoy sin respuesta, precisan ser contestadas si nuestra sociedad quiere vivir en paz y en democracia.
Llegará el día en que se juzgue a quienes hoy dicen ser los responsables de la previsión y gestión sanitaria y económica de la pandemia, estos que gobiernan con arbitrariedad y menosprecio a un pueblo en galeras como “cómitres totalitarios”; esperemos que sea la justicia española quien intervenga y juzgue, y que no tengamos que recurrir a tribunales de países extranjeros amparándonos en las leyes de “Justicia Universal”.
