España tiene una juventud que la ama. Esta venera a la patria y todo lo que le concierne; símbolos, instituciones, historia, cultura, etc. Quiero decirles que me siento profundamente orgulloso de formar parte de ella.
La mayoría jóvenes no conocen la Historia de España (en mayúsculas) o se les ha explicado de forma sectaria, dogmática o incluso falsa. La historia de nuestro país es parte de nuestra historia personal, de nuestra vida y quien la conoce la ama y lo hace por qué es una de las más valientes, complejas y cautivadores jamás contadas.
La historia de un pueblo que lleva años de inestabilidad y conflicto y que por fin, gracias al indiscutible trabajo de Don Juan Carlos, abandonó el odio para unirse en un proyecto común en el que cabemos todos. Don Juan Carlos dijo a un amigo que los jóvenes le recordarían solamente como el de Corina, los elefantes y el maletín.
Afortunadamente hay algunos que tenemos la inusual costumbre de leer y reflexionar un poco más allá de lo que nos puedan aportar 280 caracteres.
En nombre de muchos jóvenes que seguramente se sientan representados con mi postura: le quiero dar las gracias, Don Juan Carlos, por su trabajo.
Muchos le recordaremos por su trabajo en instaurar el régimen de libertades más importante de nuestra historia y del que hoy disfrutamos, por su labor en la recuperación de las relaciones internacionales, por su amor a España y a los españoles y por habernos dejado a su hijo Felipe VI; el que seguramente junto con usted es y será uno de los mejores reyes de nuestra historia.
Desde mis veintiún años digo: ¡Viva la Monarquía Parlamentaria! ¡Viva el Rey! ¡Viva su legado! Y ¡Viva España!
