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Van apareciendo datos,
Que, aunque él no haga caso,
Al Coleta, paso a paso,
Pues no somos mentecatos,
Lo están llevando al ocaso
De su carrera política;
No es simple casuística,
Pues todos acumulados,
Es, porque están comprobados,
Peor que una plaga bíblica;
Su ¡pelillos a la mar!,
Que, emulando a la Santa,
Con sorna, “¡nada me espanta!”,
No está en que le van a dar
Pronto carretera y manta;
Como está de moda el bulo,
Otra metáfora anulo,
Que le viene a este bledo
Como anillo de oro al dedo,
Por cínico y por chulo;
Como le siguen la pista,
Porque tira de la cuerda
También de la Extrema Izquierda,
Como más de un comunista,
Que, por llenarnos de mierda,
Metido acabó en la trena,
Si argollas de su cadena,
Se prueban sus fechorías,
Tiene contados los días
Para la misma condena;
De sanear la Política,
Sin ser la suerte magnífica,
A acabar en una Clínica
Para Comunistas, típica
De gente … ¡en el mal prolífica!.
2
No se me ofenda usted, señora Montero,
Sólo quiero aclararle que su feminismo
Es agua de borrajas, o sea, un cero
A la izquierda, cual su seso, que es el abismo
De la cultura; vamos, lo de portavoza,
Es de haber ganado la Champions League, lo mismo
Que si la hubiera jugado … Tan poco goza
De buena salud, que, mejor dela por difunta;
Usted no pule la Gramática, usted la hoza;
A mi tan solo se me ocurre una pregunta:
¿Si a la conjunción “pero” le afemina “pera”,
Quien al fruto del peral en almíbar unta?;
Si resulta que solo es una quimera
De quien conserva su apellido Montero
Que no es lo mismo que ponerse por montera
Cualquier puya a su conocimiento somero
Del lenguaje, dándole gusto a la sin hueso,
Pregonera de su nota máxima ¡cero!,
Tan convencida que nos las da con queso,
Ignora que en el puesto que okupa, larga
Tales gilipolleces y de tanto peso,
Que, según su cultura de tela de sarga,
Tanto en España como en el Peloponeso,
Su ser Ministra no es un cargo, … ¡es una carga!…
Señora Montero, … ¡no se me enfade por eso!.