Suponiendo que el Fiscal Navajas tenga razón,
Tiene que saber que no se tienden en el balcón
Los trapos sucios, y que la libre expresión
Permite a cada Fiscal tener su propia opinión;
Ya es dominio público que la Fiscalía
Es un tren que circula, desde luego, por la vía
Que le indica el Gobierno, y no es una avería
Que algún Fiscal prefiera subirse a un tranvía;
El Teniente Fiscal del Supremo, cargo que ostenta,
El ser más comedido debiera tener en cuenta,
Y si otro viajero en privado se le enfrenta,
No tiene por qué en público cantarle las cuarenta;
Si lo que él decide, en que es la verdad porfía,
Porque se basa en la ley y sólo la ley le guía,
Y lo que otros opinan es rancia ideología,
O se le ha aguado el seso, o amenaza sequía;
Con esta actitud seguirá, contra viento y marea,
No obstante, porqué, aunque por su edad ya cochea,
Como hace a la perfección siempre la tarea
Que el Gobierno le manda, … ¡a ver del tren quién lo apea!;
Si con gestos desorbitados pretende su verdad
Imponer, está demostrando con mayor claridad,
Que, con sus argumentos, no teniendo seguridad,
Lo que realmente hace es negar la realidad …
Sancho, con la Iglesia hemos topado … ¡Qué casualidad!.