La Celaá no puede presumir de tener suerte:
Su Ley ha sido aprobada con tan escaso
Margen, que, si no ha nacido con pena de muerte,
Todas las luces que tiene son las de un ocaso;
Que laboralmente está más cerca de un ERTE,
Que seguir activa, está y sólo a un paso
De una Ley ¡mordaza!, vituperada sin piedad
Por su antónimo: ¡libertad!, ¡libertad!, ¡libertad!;
Si alguna ha tenido, toda su fama revierte
Con esta Ley, ¡pírrica victoria!, o en fracaso,
Lento pero rotundo, o, aunque suene muy fuerte,
Rápido y sin tregua, con velocidad Pegaso,
En un estado ad eternitamen inerte,
Contando las estrellas bajo un cielo raso;
Poca y efímera fortuna la suya, si, como contrafuerte,
Físicamente su encanto, se da el triste caso,
No tiene el sabor … ¡de las cerezas del Jerte!.