I
Apenas dice nada, pero larga
Por su boca más que Calleja cuentos
Escribió y lanzó a los cuatro vientos;
Con su lengua afilada como adarga,
La Yolanda Díaz es quien se encarga,
Por la almendra de su cargo, de cientos
De parados que claman, con acentos
Desgarradores, a los que aletarga
Gesticulando más que los jumentos
Dando coces, o como una descarga
De gestos que sólo su instinto carga;
Tenemos pues, obviando otros tientos,
Una Ministra toda espavientos,
A quien almendra … ¡le ha salido amarga!.
II
La Celaá, sin embargo, tan adusta
Como una cuesta arriba, o una mula
Llena de mataduras, ni con bula,
El subirla o el montarla nos gusta;
Apenas habla, salvo si robusta
Se siente y le devora la gula
De instar la aprobación de una ley nula,
O en caso de promulgarse, injusta;
Mejor que esté callada, que aunque pula
Su lenguaje y parezca que lo ajusta
Al sentido común, lo estrangula;
Si obtusa, lo poco que habla la augusta
Ministra, una nueva sandez acumula,
Justo y necesario … ¡que le den fusta!.