Excepto muy pocas, que tienen un pase,
Ya las demás Ministras en un Concurso
De Belleza, ninguna sería la Miss;
Quizás por esto, o porque no han ido a clase
De Política, o les queda algún curso,
De no saber que hacen estamos en un tris;
Apenas se las ve y, si se las oye
Algo, es tan vano, que no hay quien las apoye;
Las tres o cuatro que suelen dar la cara,
Además de tener que oír sus sandeces,
O sus mentiras, según de ellas quien sea,
Lo primero que uno piensa es para,
Sin querer, exclamar: ¡La mar y los peces,
Tierra y cielos, … ¡Joder, qué tía más fea!;
Quien su seso en esto no se le arredra,
Que sea audaz y eche la primera piedra;
Tras este pronto, uno recapacita,
Y, si es devoto, le pide a santa Rita,
Patrona de los imposibles bendita,
Que a ver si hay suerte y la próxima cita,
Que en la Tele le sorprenda la visita
De alguna de estas Ministras, le invita
A un viaje distinto, que el sueño no quita,
En el tren de Arganda, … ¡que ni anda, ni pita!.
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