Está el Sánchez convencido
De que somos gilipollas,
Pues lo que cuece en sus ollas,
Con sus mentiras servido,
Aunque nos levante ampollas,
Tanto sacia al hambriento
Como alimenta al sediento;
Que le echen en cara el cuajo
Que tiene, él va a su tajo:
Lo suyo es vivir del cuento;
Cuando hay que echar a uno,
Agradeciéndole su esfuerzo,
Aunque nada este mastuerzo
Hay hecho oportuno,
Lo echa, y de refuerzo,
Pone a la que ve más fuerte,
Y, por si acaso hay suerte,
Pueda ceñir el laurel,
Que no ha podido lucir él
Filósofo de la muerte;
Y aquí paz y después gloria,
Que el hueco que uno ha dejado
Con ella lo ha llenado,
Y el del ésta con la escoria
De quien su casa ha dejado
Y ha cogido su maleta,
El tapón de corcho Iceta,
Para, con cara de fraile
Bonachón, echarse un baile
En Madrid … ¡Menudo jeta!;
Al Sánchez no hay manera
Que deje de la chistera
El sacarse la quimera,
Y de ella hacer su bandera,
Del Cuento de la Lechera …
Que se rompa y su sesera
Acabe en la rinconera
Oscura de la chochera,
Que sufre este hortera, …
¡Larga va siendo la espera!.