Le pido a Santa Rita,
Patrona de los imposibles, -si estima
De ley-, que al que más pita
En el Gobierno e irrita
A la gente de bien, para que, de encima,
De una vez por todas, a ver si nos lo quita;
Sin necesidad que esgrima
Mis mejores armas, si el podemita
Moñas, lo que da no es grima,
Viéndole cómo arrima
Siempre el ascua a su sardina, acredita
De su mala uva ser una honda sima;
Es su arma favorita,
Que unida a su hipocresía, es la cima
De una insolencia infinita;
Siempre que la margarita
Del rencor deshoja, subido a la tarima
Del Poder, la última hoja es dinamita …
Sople el cierzo o arda la calima,
Rezo todos los días a Santa Rita,
Para del riesgo que explote, … ¡nos redima!.