El Echenique, aunque raquítica y reseca,
Es la guinda del pastel en el Control del Gobierno,
Amasado a sabiendas sin azúcar ni manteca,
De cuyos bienes tiene Podemos vacío el cuerno,
A la par que de males su caña no suena hueca;
Con tal de chupar rueda, como es un ser enclenque,
Se mueve en sus argumentos como en red el arenque;
Puesto en la sartén, donde él fríe sus programas,
Al hincarle el diente, se ve que todo son escamas;
Su último movimiento, mental se entiende, ha sido
De órdago a pares: “la lógica de salvar
El verano y la Semana Santa,” –(no ha tenido
En cuenta que antes que el verano, según el andar
Del año, viene Semana Santa), le ha salido
De su escuálida osamenta “es perversa y no funciona;”
Pues si no funciona, a lo de “perversa”, … ¡dele lona!;
Si al Sánchez sigue pidiéndole con tanto palique,
“decisiones valientes”, si no frena, … ¡pronto a pique!;
No obstante su efímero físico, alardea
De una fuerza mental tal, que se autodefine,
Desde su trono de ruedas, como la única idea,
-ha debido ver pues muchas películas de cine-,
Que mantiene al Sánchez invencible en la azotea
De la Moncloa, desde no se divisa enemigo
Alguno que le llegue ni siquiera al ombligo;
Mejor que se explicara que, pegado al asfalto
Por necesidad, cómo ha podido … ¡subir tan alto!.