Con un cuerpo tan escaso,
A l vista está, de magro,
Y excesivo de palique
Como el cisne en su ocaso,
Me da que será un milagro
Si no nos vamos a pique,
Si al rebujo de su coche,
Silla o carro, o lo que sea,
O se nos hace de noche
Sin saber qué perro ladra,
O es tanta su verborrea,
Que el tímpano nos taladra;
Del santo Job la paciencia,
Al oírlo, hay que tener,
Para en su propia Izquierda,
Que es, dada su querencia,
Donde el culo ha de poner,
El no mandarlo a la mierda;
Con sus ojos de pez muerto,
Sigue tensando la cuerda,
Cuando cruza el desierto
De su amor a la verdad,
Lo que al verlo nos recuerda
Su fecha de caducidad;
Fiel imagen de la muerte,
Cuando se la acabe el ERTE,
Antes de quedar inerte
Del todo, mejor despierte,
Y en los cerezos del Jerte,
Señor Echenique: … ¡suerte!.