Veo, señora Calvo, que usted en sus ollas
Tan solo guisa lo que se le antoja: toda
La porquería que puede, ¡y que se joda!
Quien le advierte que están podridas las cebollas
Y los ajos que usted mete, puesto que ampollas
Levantan a los que asisten a su boda
Con la Política, en la que se acomoda
Como en la cadena del Poder las argollas
Mortales, incluso de niños de Cabra,
Su pueblo, que la Aviación Rusa, más módica
Que la española, tal como gallos tras pollas,
Les agasajó con bombas, sin una palabra
De repulsa suya con la Memoria Histórica,
Pues no se puede ser … ¡Ministra y Gilipollas!,
No, Matusalem, que en la Historia está, por ejemplo,
Paracuellos, … ¡que en su Memoria no contemplo!.