Con solo verle la cara se entiende todo;
Más que de un hombre, es la de un alberco-
quero borde, con la molla y hasta el cerco
De la cáscara podridos, desde que el Godo
Invadió España, por lo cual, ante todo,
Este individuo hoza más terco
Que hecho de encargo, desde su sucio merco,
Compro y vendo, a precio de oro, el lodo;
Sin ya más premisas, veo que me acerco
A calificar al tal Sostres, de modo
Que a quien más se asimila es a un beodo,
De cuerpo deforme y alma de puerco,
Bien entendido que esto no es un apodo,
Pues de casta le viene a este esterco-
lero lo vil y soez, … ¡codo con codo!.