ARENAS MOVEDIZAS

ARENAS MOVEDIZAS

 

El Sánchez sí, pero el Marlaska no miente;

El decir una y hacer otra cosa,

Que esto no es mentir es evidente;

 

Es, sin tapujos, el ser un mariposa;

-Me remito a la Dolores Delgado-;

Acepción doce de la RAE en prosa;

 

A lo García Lorca, y muy honrado,

Yo se lo digo sin que, entre los poetas,

Mi frente corone ningún antorchado;

 

Hará requetebién, si entre sus muletas,

Escoge el Marlaska una y, harto

De indirectas, me manda a hacer puñetas;

 

No obstante, quede claro que descarto,

Que entre sus más dulces y felices sueños,

Llegue a estar algún día de parto;

 

Un giro a la izquierda: no teniendo dueños

Hoy la verdad, y quien más miente es su amo,

Si, Juez, sus veredictos fueron roqueños,

 

Como Ministro es otro el marchamo

De sus fallos, … ¡las arenas movedizas!,

Pues, cuanto más avanza, más corto es el tramo

 

De su hundimiento bajo las cenizas

De su prestigio, hoy tierra en barbecho,

Más que por los aplausos, por las palizas;

 

Si de sus veleidades no ha tocado techo,

Queda de su fama solo el ademán,

Haciendo bueno, ¡ea!, y sacando pecho

Por nuestro siempre atinado refrán:

Sí: ¡del dicho al hecho, hay mucho trecho!

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Autor

Salvador Monzó Romero

Salvador Monzó Romero cuenta la feria según le ha ido y según le va, siempre ante la pantalla de la Televisión, reivindicando desde su sillón-bol, un tanto escorado a la derecha, su derecho a la crítica mordaz y ácida, pero con carácter moralizante.

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