Son más, pero solo cinco,
De su honor en decadencia,
Dando luz a su querencia,
Han dado esta vez el brinco
De su más sucia indecencia;
Que les alivie la espina
De su absoluta ruina,
A ellas les importa un higo,
Al son de donde no hay trigo,
Se sabe que todo es mohína;
Lo que en Valencia ha exhibido
Con estas cinco la Izquierda,
A los viejos nos recuerda,
Que de nuevo ha preferido
El fuerte olor a mierda,
-abecé de su gramática,
que de una época satánica,-
El fin quieren darle ahora
Del Rosario de la Aurora,
Con su Memoria Dramática,
Que los Rojos, a su antojo,
Democrática -¡qué leches!
La llaman, aunque las eches
Como putas por rastrojo,
Pues, cuanto más las aceches,
En Valencia si comienzas,
Como si acabas de Úbeda
Por los cerros, pues la húmeda,
Harta sin que las convenzas,
Se te seca, … Que de casta
Les viene su entusiasta
Querencia a la nefasta
Venta en pública subasta
De su honra … ¡por la pasta!