En cuestiones de fe, Roma locuta: causa finita;
En Política, como el tren de arganda que ni anda ni pita,
El Vaticano, y menos si el Papa es filocomunista;
Debe saber el Bergoglio que si esto le importa un pito,
La Iglesia Católica, fiel a su sacrosanto rito,
No le autoriza al Comunismo aterrizar en su pista;
Llana y sencillamente, porque le ha visto al lobo
Su piel de cordero, y este Papa debe ser bobo,
Si no ve que ala Díaz la fe le importa un pimiento;
Ésta, además de lucir cuerpo, viendo el camino abierto,
Aprovechará el encuentro para llevárselo al huerto,
Donde convencerlo que un millón de muertos es un cuento;
Que la relación Iglesia-Estado con este Gobierno
Es una balsa de aceite, tal que el amor fraterno
Que mutuamente se profesan es de catecismo;
Si el venir a España, un poner, abriga su mente,
Ella convencerá al Sánchez a tenderle un puente,
Si éste, solo ante el peligro, no quiere verse en el abismo;
Tengo para mí, y acabo, qué si tal reunión sucede,
Tal y como sopla el viento, … ¡el Vaticano hiede!.