San Ignacio de Loyola cojeaba
Y no obstante dijo e hizo grandes cosas,
No se dedicó a cazar mariposas
Y dio cuanto de sí su vocación daba:
¡Santificó cuanto hacía o hablaba!,
Consecuente como huelen bien las rosas …
Pero hoy los que cojean por las baldosas
De la Política, se entregan, sin traba
En la lengua, a convertir en falsas diosas
Las palabras, y a los hechos su aldaba
Quitarla, para que, lobos y raposas,
Tal y como no hay santo sin octava,
Se maten entre sí y abran sus propias fosas:
¡Por alcahuetas y por tontos del haba!.