El precio de la luz ha superado este mes de diciembre los 300 euros el megavatio hora. Es un precio que pone patas arriba las economías de las grandes, medianas y pequeñas empresas y, por supuesto, las endebles economías de muchos hogares españoles que tienen que hacer auténticos malabares para llegar a fin de mes, ya que, si sube la luz, sube todo.
En España se pierde mucho tiempo y dinero en propaganda e ideología dejando abandonados temas tan importantes como la política energética. Nos hemos convertido en dependientes de países como Francia , a la que compramos la energía nuclear que dejamos de producir cerrando la mayor parte de las centrales que teníamos y que eran fuente de riqueza para muchas comarcas y familias.
Todo ello para llevar a cabo una errática política energética disfrazada de un discurso con gran dosis de ecologismo, pero que ha resultado un auténtico chasco: nos estamos gastando enormes cantidades de dinero en parques eólicos y fotovoltaicos,con pelotazos incluidos, para luego encontrarnos con esta dramática situación para muchas familias que se las verán y se las desearán este invierno para calentar sus hogares.
Se nos habla mucho de coches eléctricos, ¿pero quién se puede permitir el lujo de recargar la batería?
La luz, que es una necesidad básica, se ha convertido en un artículo de lujo en poco tiempo. Jamás se ha pagado tanto en España por un megavatio hora. El precio disparado de la electricidad provocará una terrible inflación en 2022, que generará más pobreza. De ser un país autónomo en energía, España ha pasado a depender de otros. Es que el tema energético también se ideologizó en su momento y se desmanteló la mayor parte de centrales nucleares y presas hidroeléctricas que había. Una auténtica torpeza.
