Con tal de seguir durmiendo en la Moncloa,
Que, tan tranquilo, no es lo único que hace,
Tal y como exhibir su cara de anchoa,
Y mentir, que es lo que más le satisface,
Según se mire, o está tocando techo
O fondo, es decir, su ¡requiescat in pace!,
Tanto ya como material de deshecho,
O como un peligro de muerte inminente,
Tal que tierra ya para siempre en barbecho;
Con este panorama tan deprimente,
Si usted, señor Sánchez, no está de acuerdo,
Salga a la calle y pregunte a la gente
Qué piensa de usted, que además de lerdo,
Por ser la causa y efecto del mismo,
Oirá que le están diciendo … ¡que es un cerdo!,
Porque, lejos de cualquier otro eufemismo,
Está ensuciando la memoria de España,
Poniéndola ya al borde del abismo …
Si la prueba del algodón no engaña,
Ya lo suyo, si no es de catecismo,
Porque es ateo, tiene tan mala saña,
Que, viviendo a expensas del marxismo,
En román paladino, … ¡es una castaña! …
(Acepción seis de la RAE, que, asimismo,
Tanto hasta los suyos le están dando caña,
Que se la va a pegar … ¡ya a nadie le extraña!).