Está en que es Alicia,
¡ea!, en el País de las Maravillas,
Y sea o no propicia
La ocasión, no desperdicia,
Aun sabiendo que está a unas cuantas millas,
Un instante en pregonar la delicia
De su olor a pamplina,
Que por toda su Política se desliza
Como agua cristalina,
Que baja de la colina
De su jardín, ajeno a la paliza
Que nos da, pues más bien huele a chamusquina;
Tan en su perfume fía
El bienestar de la gente, que estima
Un éxito cada día
Que, con quien más porfía
Sin inmutarse, si lo que da es grima;
No le importa ir de esquina
En esquina, ofreciendo la primicia
Del Narciso que, si mina
Su perfume, de propina
Del guano que lo abona da la inmundicia,
Pues de casta le viene tanta inquina;
Si dado a la teoría
De la verdad, y ni, por error, atina
En la praxis, no se fía
Ya de usted ni su tía;
Si, más bien, señor Sánchez, huele a cantina,
Con cuatro copas de más, hay quien afina:
¿Por qué no se calla ya Su Señoría?.