Hay en la Política caraduras a punta-pala,
Pero contados bien a boleo, bien uno a uno,
Con pantalones de pana o con esmoquin de gala,
Como el tal Pedro Sánchez Pérez-Castejón, ninguno;
Nadie en teoría, ni en la práctica, acaudala
Más adoquines en lo que va de Moncloa a Neptuno;
Ni por las playas de Irún ni por les cerros de Úbeda,
Nadie como él le ha dado rienda suelta a la húmeda,
Para pregonar que allí donde ayer le dio al blanco,
Hoy en el mismo lugar y hora le está dando al tinto,
Y mañana, si le conviene, será en otro flanco,
Donde pueda, a su antojo, entre Valdemoro y Pinto,
Remar en uno o en otro, por supuesto, pues no es manco,
Según al que le empuje su insuperable instinto
De decir hoy lo que él cree que es necesario,
Y hacer mañana, sin inmutarse, todo lo contrario;
Lo de dar cuenta de sus viajes cada dos meses,
Que prometió solemnemente, ya es agua pasada
Que no mueve molino … Por este y por otros reveses,
Que sufre a menudo, más que espumas en cascada,
Que tenga que pagar de vez en cuando intereses,
Siendo con cargo a nuestros impuestos, es tierra quemada;
Que esté llevando las riendas del Gobierno un pasota
Tal como éste, es para mear y no echar gota;
Y acabo: lo de “materia especialmente sensible”,
Me suena a lo de, ante la adversidad, “impasible
el ademán,” y que nos cante el Cara al Sol es posible …
Un caradura, ergo, mayor que éste, … ¡¡imposible!!.