Como en Inglaterra comunes y lores,
Aquí en España, ya por no ser menos,
Enterradores y resucitadores;
En la Isla con sus jardines amenos,
Y en la Península con sus cementerios:
Lo que allí plácidas playas, aquí cienos;
Distinto resultado pues, con criterios,
Si no del todo iguales, parecidos …
A ver si ya de una vez somos serios,
Dejan de llenar el saco de olvidos,
Y, lejos de sus casas, cumplan sus penas,
Por su muy mal condición de mal nacidos,
Los asesinos de la ETA … Las hienas,
Donde muy mejor están es en la selva,
Sin imprentas, sin pantallas, sin antenas,
Sin que ya nunca jamás nadie resuelva,
Por seguir durmiendo, aún más y sin tasa,
O por hacerle más la cama, que vuelva
Esta gentuza a estar cerca de su casa;
No obstante, el Sánchez, con igual trayectoria
Que la del vil Zapatero, -no es guasa-,
Quien de su abuelo abrillantó la escoria,
También si cabe, con más y mayor celo,
Después de bajar a Franco de la Gloria,
Está tapando a escondidas, con el velo
Del silencio, todo el brío que implora
Que deje de tomarnos tanto el pelo …
Sepan quienes aún sueñan con la aurora
De las pistolas, a dispararlas dados,
Que de la Justicia les llegará su hora,
Tal los que en este juego sucio los dados
Les prestan, porque seguirán, sin demora,
Los asesinados … ¡sin estar callados!.