Con la de hoy, ya son noventa y cuatro castañas
Las asadas en las ascuas de mi larga vida,
Desde que salté de las morosas entrañas
Maternas, con el billete tan solo de ida
Hasta hoy, yan con el de vuelta entre las marañas
De una muerte cerca, cuando la caída
Del árbol, todavía en pie, de mi intensa presencia,
Sea el premio por haberla llevado con tanta paciencia;
Recopilo: de las que he pasado putas
Constancia dejo escrita; y a las que aun paso,
Que me rememoran lo que empezó en disputas
Y acabo en una guerra, s i les doy un repaso,
De vez en cuando, son tan solo las virutas,
Que aún vuelan de aquel terrible fracaso
De la Guerra Civil, que malviví con los Rojos,
Y que ahora pretenden que viva de sus despojos;
Un viento de revancha lo empuja una ola
De ignorantes, que solo saben lo que han leído,
O les han contado, y que, ni por carambola,
Dicen la verdad … Yo cuento lo que he vivido,
Distinguiendo el trigo de la amapola,
De los pájaros el canto del áspid el silbido,
El color de los sapos y el de la oropéndola,
Tanto como la máquina del vagón de cola;
Más, como hoy lo mío no es arrear rucios,
Dejo que ellos sigan tendiendo sus trapos sucios …
Y acabo con algo que les sirva de vitola:
¡Tan gilís es pescar liebres, como cazar lucios!.