En La Sexta el tal Ferreras,
Con su Equipo Carmín,
De uno a otro confín,
El cantar por peteneras,
Nunca jamás tiene fin;
Con los intestinos flojos,
Tal le suben los enojos,
Si no sigues su corriente,
Que pronto te hinca el diente,
O mete el dedo en tus ojos.
Si por algún casual,
Alguien no tertulianea
Como él manda que sea,
Por más que le siente mal,
La boca le cerrajea;
Pues gentil o a bocajarro,
De tal modo lleva el carro
Con la mierda de los Rojos,
Que no le duelen enojos,
Si el pago es pernil de guarro,
O es chacina de burro,
Según su cuerpo trasluce,
Y tal su seso traduce,
Que hasta lo ve el más cazurro;
Lo que en sus tertulias luce,
Bien faltando a la verdad,
Para ostentar lealtad,
Bien sirviendo a la mentira,
¡Ea! es la canción sin ira,
¡Y el colmo!, con libertad,
Y lo que el seso le absorbe
Y sin que nada le estorbe,
La bendición … ¡Urbi et Orbe!.