Dotada de muy escasa belleza
En lo físico, políticamente,
¡Coño!, tampoco es una eminente
Ministra, pues su última proeza,
Más que desprecio, es una vileza;
Haber actuado impunemente,
Para salvar el escaso presente
Del inquilino en la fortaleza
De la Moncloa, y, alevosamente,
El haber entregado la cabeza
De quien un día antes su nobleza
Exaltó, a esa, digamos gente,
-En su propia apreciación, indecente-,
La honra que merece es … ¡su bajeza
moral!, expresada, aunque le escueza,
Piadosamente con el … ¡vaya pieza!.