La ignorancia es tan atrevida,
Que cualquiera, siendo analfabeta,
Puede ser Ministra, una peineta
Con hacerle a la desconocida
Gramática, en una caja escondida
De algún mercado, sin que, de la A, a la Zeta,
Haya anotación, pública o secreta,
Que demuestre que en toda su vida
Ha hecho algo de provecho esta atleta
De la inopia, ahora decidida
A ir aumentando cada día su dieta
De estupideces, con billete de ida
Sin vuelta, directa por la cuneta
Del desdén al olvido, … ¡cateta!.