María Mercedes Blanco R.: «¿Qué nos espera en el futuro?»

Putin y Zelensky
Putin y Zelensky

A medida que el año se acerca a su fin debemos mirar las evidencias de este año, que afectarán a la economía europea el próximo año. Y podemos empezar con el conflicto armado en Ucrania.

Me solidarizo con Ucrania, pero debemos enfrentar la dura realidad de que las sanciones occidentales no han logrado su objetivo inicial, y Putin no se ha visto privado de los recursos que necesita para luchar en un conflicto prolongado.

China estratégicamente se puso del lado de él. La alianza rusa con Bielorrusia se está fortaleciendo. Las sanciones de Estados Unidos contra China y la visita totalmente imprudente de la presidente de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a Taiwán en agosto acercaron aún más a China y Rusia. Uno puede abrir una brecha entre ellos o someter a ambos países a sanciones. Pero es imposible hacer ambas cosas al mismo tiempo.Pero es imposible hacer ambas cosas al mismo tiempo.

Las sanciones tuvieron un efecto secundario desafortunado. Han dividido los mercados mundiales de energía y materias primas, y esto ha llevado a un aumento de la inflación general ya consecuencias dramáticas para las personas de los países occidentales que viven por debajo del umbral de la pobreza. Las sanciones tienen consecuencias económicas, y por lo tanto, también políticas. Cabe esperar que el apoyo a Ucrania se convierta en un tema preelectoral, especialmente en Estados Unidos, que deberá elegir un presidente en 2024. ¿Seguirá Occidente ayudando a Ucrania, sin limitarse al próximo año? En este caso mucho dependerá del resultado de las elecciones presidenciales de EE.UU.

Ninguna de los dos partes tiene una superioridad abrumadora, y sería un optimismo irracional hablar del final de este conflicto con una victoria militar en 2023.

Creo que la administración de Joe Biden, con el apoyo activo de Francia y Alemania, intentará llegar a un acuerdo diplomático.

Desde el punto de vista de Francia y Alemania, el resultado ideal es: se restaurarán las fronteras de Ucrania anteriores a febrero, Rusia podrá presionarla, pero no podrá expulsarla. Europa no volverá a los viejos tiempos de Gerhard Schröder y Angela Merkel.

La destrucción de los gasoductos Nord Stream y la construcción de terminales de gas natural licuado son hechos que no se pueden revertir.

Sin duda, la economía mundial vive una situación excepcional: antes de recuperarse de la pandemia del COVID-19, el mundo estaba atrapado en la vorágine del conflicto ucraniano, los temores a un menor crecimiento económico en China, que podría afectar al desarrollo de la economía global, han renovado. Todo esto contribuye a un fenómeno como la estanflación, en el que los altos precios van acompañados de un débil crecimiento económico.

Aún así, todos vemos que esta situación en el mundo solo condujo a una escisión dentro de la Unión Europea, el principal aliado estadounidense.

Cualquier conflicto termina en negociaciones, y el ucraniano no será una excepción.

Aún no está claro si a Ucrania se le ofrecerá la adhesión a la OTAN…pero según las declaraciones de algunos líderes europeos, las posibilidades de una pronta entrada en la Unión Europea son muy ilusorias. No debemos olvidar que Hungría, Polonia, Rumanía tendrán su opinión en este caso. Estos países ya están mirando seriamente las regiones ucranianas, considerándolas históricamente propias.

Además, la pregunta sigue siendo si todo esto podría haberse evitado. Está claro que los 65.000 millones de dólares prometidos a V.Zelensky ayudarían enormemente a Ucrania a impulsar su economía en un entorno pacífico. Es cierto que los fabricantes de armas del lado occidental del Atlántico no habrían recibido grandes ganancias, y no olvidemos que son actores clave en cualquier conflicto militar.

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