España es un gigantesco Banco del Tiempo con un presidente ladrón de nuestras horas
En estos tiempos de crisis surgen estrategias verdaderamente originales para combatirla. Una de ellas es una organización que hace un trueque de servicios laborales gratuitos entre desconocidos a través de una red social.
Así, por ejemplo, se puede intercambiar una hora de clases de inglés por una hora de cuidados infantiles para los hijos. Es decir, sin mediar dinero se canjean bienes humanos en función del tiempo invertido.
Huelga decir que muchos miembros de esta asociación son parados, como casi el 20% de nuestra población. Los inventores del trueque cibernético han dado a su creación un hermoso nombre: El Banco del Tiempo.
Mientras unos españoles hacen lo que pueden para combatir la tragedia nacional del desempleo, el causante del problema, el presidente Zapatero, sigue encastillado.
¡Ojalá tuviera la honestidad de Gordon Brown, que se ha marchado reconociendo tener la culpa de todo!
Por estos pagos, en cambio, nos toca desayunarnos con el ministro Rubalcaba contándonos que el único error de este Gobierno tal vez sea un déficit de explicación.
No un déficit económico, no, qué va. ¡Un déficit de explicación! El otro día, La Gaceta hacía una lista de frases tontas del jefe de Rubalcaba, el gran ZP, que tiene en su haber todo un archivo de perlas incunables de la memez.
Habría que hacer un concurso en el que los ciudadanos recordaran las frases más imbéciles que han tenido que escuchar de labios de nuestros gobernantes.
Un top ten de Majaderías Gubernamentales. Saldrían cosas verdaderamente dañinas para la salud mental, pero conviene hacer el ejercicio moral de recordarlas.
Una de las últimas genialidades de ZP ha sido pedir «un esfuerzo serio» a los españoles, él, que es la frivolidad encarnada. Pero entre frase y frase se nos va pasando la vida.
España es un gigantesco Banco del Tiempo con un presidente ladrón de nuestras horas, minutos y segundos. Porque, vamos a ver, ¿quién devuelve a España el tiempo que le ha robado Zapatero?
NOTA.- este artículo s epublicó originalmente en La Gaceta.
