No habría que descartar que este año, con el telón de fondo del paro y los recortes, a más de uno le diera por increpar al líder indiscutible del socialismo españo
Hace tan solo seis años pocos españoles conocían la existencia de Rodiezmo. Pero desde que Zapatero se convirtió en jefe del Gobierno, la vieja fiesta minera asturleonesa tomó el relevo a la castiza partida de dominó de Aznar en Quintanilla de Onésimo para alertar a todos de que las vacaciones habían terminado y de que la política regresaba a nuestras vidas.
Como explica el diario El País en sus páginas de opinión -«Rodiezmo en crisis«-, allí clamó Zapatero contra el Gobierno de Aznar septiembre tras septiembre tras lograr la Secretaría General del PSOE y allí ha comparecido todos los finales de verano desde que es jefe del Ejecutivo para anunciar una nueva subida de las pensiones mínimas por encima del IPC.
Ningún otro líder socialista dio nunca tanto lustre a una fiesta, mucho más romería que profundo acto sindical, de esa naturaleza.
De los coches oficiales salían cada año Zapatero y los suyos en mangas de camisa y pañuelo al cuello para intentar confundirse con las gentes humildes y los sindicalistas de UGT y cantar La Internacional con el puño en alto (aunque el líder siempre lo hacía con mayor recato).
Pero llegó la crisis y arrasó también con las campas de Rodiezmo. El preaviso se perpetró en septiembre, cuando Zapatero se puso allí por vez primera a la defensiva.
Ya no cabía una nueva y gozosa promesa de subir las pensiones y debía justificar que la ayuda especial de 420 euros no fuera para todos los parados sin prestaciones.
Alegó también que, en contra de las insidias del PP, el Gobierno ni carecía de un plan contra la crisis ni improvisaba.
El final de esta historia es conocido. Este año, el primer presidente leonés de la democracia española no distinguirá a Rodiezmo con su presencia.
Cándido Méndez, el jefe de UGT, ha preferido prescindir de él a tan solo tres semanas de una huelga general. Zapatero ha respondido asegurando que no ve «pertinente» su asistencia. Así que no habrá tanto coche oficial ni buenas nuevas que transmitir.
Se pierde un referente temporal al que ya nos estábamos habituando.
En lo ocurrido, no es ajeno que en Rodiezmo, animados por el calor, la cercanía y la merienda, los asistentes tienden a ser bastante expresivos.
No habría que descartar que este año, con el telón de fondo del paro y los recortes, a más de uno le diera por increpar al líder indiscutible del socialismo español, lo que siempre es un fastidio.
Igual la culpa de este abrupto final no la tiene solo la crisis.