El peor Gobierno desde la transición.

MADRID, 21 (OTR/PRESS)

Que una central nuclear crea puestos de trabajo, es algo evidente, pero no sé si tantos como para cambiar la prórroga de Garoña por la jubilación a los 67 años. Parece que no porque ahora resulta que nadie propuso el intercambio y Moncloa dijo al principio que pasaba por allí y sólo cuando los Sindicatos afirmaron que la idea es un «disparate grotesco», admitió el Gobierno su torpeza. Y no es ese el problema -que también-; el autentico talón de Aquiles de este ejecutivo es, ha sido y seguirá siendo, que carece de un plan serio, elaborado, estudiado, cuantificado y explicado. De un plan ¿para qué? Pues lamentablemente para todo: no saben cómo salir de la crisis, no saben qué medidas tomar para la reforma laboral, no saben negociar con la oposición, no saben rectificar si no es porque llaman de Bruselas, no supieron -y siguen sin saber- qué demonios era la famosa Ley de Economía Sostenible que al principio fue solo una ocurrencia más de presidente y a la que intentaron llenar después de contenido sin orden ni concierto ni objetivos y lo mismo valía la Ley Sinde que el coche eléctrico.

De verdad, a estas alturas, uno cree que se puede afirmar sin demasiadas dudas que el Gobierno ZP ha sido, con mucho, el peor de la Historia desde la transición. Es verdad que se ha enfrenado a una crisis sin precedentes, pero no es menos verdad que cuando la crisis aun no había estallado se dedico a dilapidar con medidas muchas veces populistas una ingente cantidad de recursos públicos que ahora echamos de menos. Se empeñó en rediseñar el estado de las autonomías cuando nadie se lo pedía y se dedico con una avidez incomprensible a abrir brechas que iban cicatrizando o que ya estaban cerradas. Siento decirlo pero ZP lo ha hecho todo mal, todo de cara a la galería; al presidente le interesaba mucho más la foto que el contenido y que cada uno repase los nombres de los ministros y ministras uno por uno y se pregunte cuántos obedecían a su capacidad y cuántos a la imagen que podría dar la foto.

Pero siendo lo más grave el desastre que ZP ha representado -y aun representa- para España, también resulta dudoso que su tiempo al frente de un partido tan entrañable -para mí personalmente- como el PSOE, sea recordado como uno de los mejores. Arrinconó y desdibujó a los que mas experiencia tenían, traslado -metafóricamente- la sede Ferraz a Moncloa y fue él quien a cambio de tres medidas progres y muy discutibles, terminó vaciando el discurso de una izquierda y haciendo ahora una política que si el PP no apoya con ovaciones es para que no se note mucho. Pero es que ni siquiera es valiente ZP para dar la vuelta y asumir lo que anuncia: cada vez que abre la boca con una afirmación categórica, no la cumple y no hay mas que fijarse en la eterna reforma del mercado laboral para ver cómo va bajando de tono con meteduras de para como la de las nucleares o miedos a que se enfaden los sindicatos más de la cuenta. Y eso durará hasta que el gran amigo Obama o los señores de Bruselas descuelguen el teléfono y digan que hasta aquí hemos llegado. En ese momento ZP volverá a hacerse el duro y a anunciar que el Gobierno, cueste lo que cueste, va a hacer* Pero ya no tiene crédito.

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