Muy contentos.

MADRID, 10 (OTR/PRESS)

Ni el Gobierno ni el PSOE han podido y es de suponer que querido disimular su satisfacción ante el anuncio hecho por Batasuna de «rechazar» la violencia de ETA, si es que esta se produce en un futuro. Incluso lo han llegado a calificar de «un paso muy importante», «un triunfo de la democracia» y algunas frases más que denotan unas ganas enormes de que el brazo de ETA esté en las elecciones municipales del próximo mes de mayo. El «campeón» de esta reacción ha vuelto a ser, como no podía ser de otra forma, Zapatero, que no ha realizado ninguna declaración formal al respecto pero si ha hecho una valoración muy positiva a puerta cerrada con sus diputados y senadores, permitiéndose además hacer la «gracieta» de decir que hubiésemos tenido que oír si esto lo hubiera logrado un Gobierno del PP.

Es decir, que el Gobierno de Zapatero y el PSOE piensan que es positivo que la nueva marca de ETA se niegue a condenar todos y cada uno de los 858 asesinatos cometidos por la banda terrorista en sus cincuenta años de existencia. El Gobierno de Zapatero y el PSOE consideran un paso importante que la nueva marca de ETA no pida a esta ni que se disuelva ni que entregue las armas. El Gobierno de Zapatero y el PSOE creen que es un hecho histórico el que transcurridas sólo veinticuatro horas de la presentación en sociedad del nuevo partido etarra, el que actuara como maestro de ceremonias de ese aquelarre, Rufino Etxeberría, hablara en una entrevista radiofónica de «violencia política» en el País Vasco, de la existencia de «presos políticos» en referencia a los terroristas de ETA que están en las cárceles y de «conflicto político» entre Euskadi y el Estado. Si esa es la opinión del Gobierno de Zapatero y del PSOE sobre este movimiento último de ETA es como para echarse a llorar o a temblar o a las dos cosas al mismo tiempo.

Con estos precedentes, uno tiene que ser necesariamente muy pesimista sobre la intensidad y el empeño que va a poner el Gobierno para facilitar a la Fiscalía y a la Abogacía del Estado las pruebas que posibiliten al Tribunal Supremo en primera instancia y en su caso al Tribunal Constitucional denegar la inscripción de este partido. Porque el Gobierno está queriendo hacer creer a la opinión pública que la decisión última no está en sus manos sino en la de los jueces. Sí, pero no. Los jueces tomarán una decisión en función de las pruebas que les aporte el Ejecutivo.

Si al final ETA vuelve a estar en las instituciones y, además, lo consigue como si aquí no hubiera pasado nada, porque no ha tenido ni que disolverse, ni entregar las armas, ni condenar ninguno de sus crímenes, asistiremos a una derrota en toda regla del Estado de Derecho y a una afrenta a la memoria y a la dignidad de las víctimas del terrorismo. Triste, todo muy triste. Pero eso sí, al presidente Zapatero y al PSOE se les ve muy contentos, ¿por qué?

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