Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra la Intolerancia, considera que «un tsunami neofascista recorre el mundo» y que España no es ajena a él, porque aunque no se trate de un país racista, sí hay una parte que lo es, al cobijar, por ejemplo, unas 400 webs que alientan la intransigencia o al registrar alrededor de 4.000 agresiones motivadas por el odio cada año.
Para hacer visible ante la sociedad esta realidad, Ibarra ha escrito «La España racista. La lucha en defensa de las víctimas del odio», un libro editado por Temas de Hoy y presentado este martes en Madrid con la participación de su autor y de algunos de sus protagonistas.
Con este trabajo, el presidente del Movimiento contra la Intolerancia quiere hacer un reconocimiento a las víctimas de un «drama» que, dice, no debe progresar y al que las instituciones han de tomar más en serio, porque lo califican de «preocupante», pero no de «alarmante». Los poderes públicos, apunta, han de ver que se trata de un problema que va más allá de las «tribus urbanas».
Y es que, asegura, «nuestro país no es racista, pero hay una España racista que no sólo no debemos ocultar, sino que debemos erradicar».
Pese a que Ibarra sostiene que «hay una España racista», señala que faltan estadísticas que permitan dimensionar mejor el problema, que se manifiesta en la calle, pero también, y cada vez más, en sitios de Internet como webs y redes sociales.
Los delitos por intolerancia, explicó el autor en la presentación de su libro, no se deben sólo al racismo y a la xenofobia, ya que se producen también por odio a los homosexuales o a los «sin techo», entre otros colectivos.
PREVENCIÓN
Sin enbargo, no todos estos delitos están reflejados de la misma forma en la normativa española, por lo que el líder del Movimiento contra la Intolerancia pide al Gobierno que reforme el Código Penal y que impulse una Ley Integral de Prevención de los Delitos de Odio cuando haya promulgado la de Igualdad de Trato.
Del mismo modo, este movimiento quiere que se castigue la violencia manifestada a través de Internet, porque, afirma, «lo que es ilegal fuera de Internet, también lo es dentro de la Red».
Como Ibarra, Mavi Muñoz, madre de Carlos Palomino, asesinado en 2007 cuando se dirigía a protestar contra una manifestación xenófoba que iba a tener lugar en Madrid, pide a las instituciones españolas que reformen el Código Penal y que no permitan a los intolerantes que se manifiesten en la calle, porque, advierte, «estamos en peligro».
Quiere «menos impunidad y más ilegalización, porque no se puede permitir que terroristas de Estado estén ilegalizados».
Por su parte, Miwa Buene, congoleño al que una agresión racista dejó tetrapléjico, agradeció el trabajo que lleva haciendo muchos años Esteban Ibarra y confesó que gracias a él fue capaz de querer volver a vivir para tratar de servir a la sociedad con su testimonio. Por eso ahora ayuda al Movimiento contra la Intolerancia a concienciar a universitarios de lo que es realmente el racismo.
