La Policía ha informado de que la bomba hallada el pasado jueves en una furgoneta abandonada en la localidad irlandesa de County Down contenía más de 200 kilos de explosivos y era uno de los artefactos más potentes vistos desde hace años.
La bomba fue desactivada por los artificieros tras una larga y compleja operación. De haber estallado «habría causado con toda seguridad una enorme pérdida de vidas y una gran devastación», informó un portavoz policial a la cadena británica CNN.
El tamaño de la bomba, en comparación, hace pequeño el artefacto de 135 kilos de explosivos que estalló el año pasado frente a los juzgados de la localidad de Newry, y que causó enormes daños materiales.
A pesar de que ningún grupo ha asumido la responsabilidad, la Policía sospecha que nuevamente pueden estar detrás de este intento de atentado los disidentes del IRA que se opusieron al proceso de paz de 1998.
