MADRID, 01 (OTR/PRESS)
Los líderes de UGT, Cándido Méndez, y de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, destacaron este Primero de Mayo en Valencia que hay 4.910.200 razones más para salir a la calle y mostrar que es posible otra forma de organizar la sociedad, la economía y los derechos asociados al trabajo. Es una declaración basada en el número de desempleados que aflora la EPA y teñida de buenas intenciones, pero no está tan claro que sirva para captar la atención de la gente. Siendo innegable la importancia de las movilizaciones y, por supuesto, el papel democrático de los sindicatos, se nota que falta algo que contribuya realmente a movilizar y, de paso, a mejorar la valoración que tienen los ciudadanos de las grandes centrales.
Hace un año y también hace dos, los sindicatos ya se confesaban conscientes de que debían hacer algo contra el paro desbocado y la falta de expectativas –de aquella se hablaba de la huelga general– pero la cosa no fue muy allá. El discurso sindical salió derrotado con la reforma laboral y la derecha económica y política impuso sus criterios al Gobierno socialista. Peor aún, una vez alcanzados parte de sus objetivos, sigue con el látigo en la mano exigiendo más recortes sociales y económicos, mientras la izquierda política y sindical no parece capaz de aplicar una estrategia económica de fondo, más allá de tirar del gasto público, que es una opción ahora prohibida por la Unión Europea.
La incapacidad de España para reorientar su política, víctima del endeudamiento general -no solo público_, es lo que explica el muro contra el que chocan los sindicatos, los mismos que en otros momentos arrancaron reformas convocando huelgas. La primera gran huelga general fue la del 88 contra la política liberal del Gobierno de González, saldada con resultados. También fueron parcialmente exitosos los paros del 92, contra el real decreto sobre fomento de empleo y protección por desempleo, y del 94, debido a la reforma laboral del Gobierno. La otra gran huelga fue la de 2002, ya con Aznar, contra el real decreto sobre la protección al desempleo y las medidas de fomento del empleo, el llamado decretazo, que fue retirado. Ahora hay movilizaciones como esta del Primero de Mayo e incluso hubo una huelga general contra Zapatero, pero parece que el problema de España no es solo Zapatero.
