Apoyos que matan.

MADRID, 6 (OTR/PRESS)

Que la intención de Zapatero es agotar la legislatura y por lo tanto no adelantar las elecciones y que estas tengan lugar en marzo del próximo año es algo que ofrece muy pocas dudas. Hay dos motivos básicos para que el presidente mantenga esta actitud en contra de lo que desea una gran parte de la sociedad española que no es otra cosa que el adelanto electoral. Por un lado, Zapatero quiere darle el máximo de normalidad a su ya anunciada salida de la Moncloa y un adelanto electoral sería interpretado como algo fuera de esa normalidad. Por otro, su sustituto en la candidatura del PSOE necesita tiempo, no tanto para darse a conocer, sino para intentar remontar en las encuestas, porque como se ha vuelto a poner de manifiesto en las publicadas este fin de semana, las expectativas para los socialistas son muy poco halagüeñas.

Sólo habría dos circunstancias que le podrían obligar a Zapatero a cambiar de planes. Una, que los mercados internacionales le pongan al presidente en una posición imposible. Dos, que el todavía inquilino de la Moncloa comprobara que no tuviera los apoyos parlamentarios suficientes para llevar adelante las reformas que va a tener que hacer en los próximos meses. Para esta segunda circunstancia, Zapatero y Rubalcaba han mantenido en los últimos días -después del batacazo electoral que el PSOE sufrió el 22-M- sendas reuniones con los nacionalistas vascos del PNV y con los nacionalistas catalanes de CIU donde han sondeado y testado el grado de apoyo que el Gobierno puede recibir de ambos grupos nacionalistas en el Congreso de los Diputados.

Aunque ni el PNV ni CIU lo han asegurado públicamente, es lógico pensar que de una manera o de otra sí van a dar ese apoyo a Zapatero hasta el final de legislatura. ¿Por eso que se llama sentido de Estado? Nada más lejos de la realidad. Los nacionalistas de todo signo son mucho más pragmáticos que todo eso. Ellos van a lo suyo, y si ven a un presidente del Gobierno de España en una situación de máxima debilidad, como es el caso de Zapatero, lo último que hacen es dejarle caer. Antes, le sacan los ojos, las entretelas y todo lo que haga falta. El problema es que a quien le despojan no es a Zapatero, sino a todos los españoles. Dicho de otra manera, el apoyo del PNV y de CIU al Gobierno tendrá sus correspondientes contrapartidas en los Presupuestos Generales del Estado, como ha sucedido en ejercicios anteriores.

Esperar que PNV o CIU pensaran por un momento en los intereses generales es como pedir peras al olmo. Los nacionalistas sólo miran por sus intereses particulares, y entre estos no están obviamente los de España, una Nación de la que no se sienten parte, aunque se aprovechen de ella todo lo que puedan. Por eso, lo mismo que hay amores que matan, no digamos nada de ciertos apoyos, cuando estos son tan interesados y están tan viciados de origen.

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