Siete días trepidantes.- Rubal acaba.

MADRID, 09 (OTR/PRESS)

Sé que no está de moda el elogio, y menos a los vencidos, pero me temo -ay de mí_que me siento obligado a practicarlo: Alfredo Pérez Rubalcaba -nombre completo_ ha ejercido un acto de altruismo político al retirarse del Gobierno y asumir la candidatura de un PSOE que está en horas bajas, que muy seguramente perderá las elecciones y que obligará al candidato a retirarse en la misma noche electoral. Seguro que Alfredo P. lo sabe perfectamente. Es un hombre realista que no se hace ilusiones, aunque este sábado, al aceptar oficialmente la candidatura, lance una proclama triunfalista que él está lejos de sentir.

Rubalcaba sale a perder. A salvar, al menos, los muebles. Son las horas bajas de los socialistas y el mensaje que él nos dará hoy es el del retorno a las esencias de la izquierda. Poco creíble, desde luego, pero más convincente si es él quien lo lanza. Ignoro aún qué ensayará para los próximos meses –¿tres?¿diez?_ que le quedan en la pelea electoral: puede que intenten una sesión de investidura, puede que una cuestión de confianza, quizá Zapatero se avenga a disolver ya las cámaras y anticipar las elecciones. Quién sabe.

Sea como fuere, Rubalcaba, ese hombre a quien sus amigos llaman ‘el mago’ y sus enemigos ‘Maquiavelo’, perderá. Tras él no hay un proyecto, ni un partido ilusionado, ni unas ideas renovadoras -ah, pero ¿las hay en los que vienen a sustituirle?–. Rubalcaba es mejor que sus acompañantes en esta aventura desesperada; quizá por eso obtendrá la derrota y quizá hasta la merezca.

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