PSOE y PP rechazan las propuestas de CiU por ser ajena al espíritu de la reforma

El PSOE y el PP han rechazado en el Pleno del Congreso las enmiendas de CiU a su propuesta de reforma constitucional al considerar que son ajenas al objetivo de estabilidad presupuestaria que se pretende.

Aunque han propuesto a los nacionalistas hasta cinco enmiendas transaccionales, tanto el socialista José Antonio Alonso como la ‘popular’ Soraya Sáenz de Santamría han remarcado su negativa a permitir autonomía a las comunidades a la hora de fijar su techo de gasto o la emisión de deuda al considerar que ello dejaría sin efecto su propuesta de incluir la estabilidad presupuestaria en la Constitución para obligar a todas las administraciones.

«Todo esfuerzo de negociación tiene como límite no alterar la esencia –dijo la representante del Grupo Popular–. Dejar a cada comunidad margen para fijar el déficit es tener 17 límites que difícilmente cuadran».

Alonso subrayó que CiU ha pretendido reabrir debates como el de la financiación autonómica o «la cuestión sensible de la solidaridad», pero cree que no es momento de incorporar cuestiones ajenas al motivo de la reforma, que es reforzar la confianza de los mercados. «No podemos permitirnos dilación alguna», indicó.

Y HABRA MAS REFORMAS

Los dos grupos mayoritarios insistieron en defender la reforma como una necesidad urgente de España. «Con esta reforma damos una oportunidad a España», proclamó Sáenz de Santamaría, quien considera que implantar la estabilidad presupuestaria «no es la única, ni será la última reforma que necesita España».

«Si hace un año, cuando la propuso Mariano Rajoy, la reforma era conveniente, ahora es imprescindible», abundó la portavoz del PP, quien considera que sin estabilidad presupuestaria llega el estancamiento económico y la destrucción de empleo.

Eso sí, el portavoz del PSOE quiso dejar claro que la estabilidad presupuestaria no implica recortes sociales, algo que, si se produce, será decisión y responsabilidad del gobierno que lo haga.

Del mismo modo, los dos grandes partidos desestimaron todas las sugerencias de las minorías para introducir aspectos distintos a la estabilidad presupuestaria alegando que «no es el día» y que actualmente «no hay debate más urgente» que el del control del gasto público.

En este segundo y definitivo debate parlamentario de la reforma de la Constitución de 1978, que duró menos de dos horas, el PSOE y el PP sólo recabaron el apoyo del diputado de UPN, Carlos Salvador, a quien agradecieron su «responsabilidad» y «sentido de Estado».

No hubo intervención del Gobierno, aunque el presidente José Luis Rodríguez Zapatero estuvo presente en el hemiciclo buena parte de la sesión plenaria

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