Carme Chacón, nacionalista catalana y ministra de Defensa al mismo tiempo, también aspira a ser secretaria general del PSOE
Finalmente las encuestas acertaron, y las elecciones locales y autonómicas fueron el vestíbulo del cataclismo socialista del 20 de noviembre de 2011.
Pero el descalabro electoral sólo parece haber sido el principio del espectáculo entre penoso y surrealista que ya nos está ofreciendo esa franquicia llamada PSOE.
He aquí unos pocos trazos. Tras haber llevado al partido a su más resonante derrota desde la transición, Pérez Rubalcaba aspira a secretario general, mientras del que aún sigue siéndolo sólo tenemos noticias de su nuevo chalet en Somosaguas.
Rubalcaba, por su parte, sigue sin darse por enterado del chivatazo policial a los terroristas para que eludieran ser detenidos siendo él ministro del Interior.
El número dos del partido, José Blanco, enredado en una sórdida historia de gasolineras y tratos con gente imputada de corrupción, se colocó como cabeza de lista por Lugo y ha renovado su acta de diputado, con el consiguiente aforamiento judicial.
[Y para colmo, no le cuadran las cuentas y va a sudar para justificar de dónde sale el dinero para pagar tanto como gasta: ‘casoplón‘ en Madrid, ático en Villagarcía de Aorosa, colegío británico…]
El presidente del PSOE en el País Vasco, Jesús Eguiguren (condenado en su día por dar una paliza a su mujer), afirma que el Gobierno socialista llevaba años negociando con la ETA, con la que pactó no sólo la mascarada llamada «conferencia internacional», sino también el texto mismo de su comunicado final.
Y Blanco, en la rueda de Prensa tras el Consejo de Ministros del que aún forma parte, sostiene que Eguiguren «no sabe de lo que está hablando».
Carme Chacón, nacionalista catalana y ministra de Defensa al mismo tiempo, también aspira a ser secretaria general del PSOE, pese a su militancia en el PSC, que es jurídicamente otro partido distinto.
Y le lleva la contraria en público Alfonso Guerra, que se manifiesta opuesto al Estatuto de Cataluña, que el PSOE aprobó con su voto en el Congreso, siendo él el presidente de la Comisión Constitucional. Y así seguido.
Esto es lo que los focos iluminan. Y los medios, tomándose este esperpento en serio, y algunos diciendo que sería malo para España que el PSOE desapareciera. No tenemos arreglo.