“La sociedad civil se ha de movilizar para controlar a la clase política”.
Ahora, cambio de rumbo es el libro que acaba de publicar Alejo Vidal-Quadras.
El autor, además de una inteligencia lúcida, posee una extraña coherencia de pensamiento y conducta, y no está dispuesto a cambiarla por las conveniencias del instante, algo que, por desgracia, es poco común en un Occidente sin valores. Por eso el libro debe ser leído.
Y metabolizado. Porque no sólo relata experiencia de una vida, sino convicciones derivadas de una experiencia. No es un alegato en el vacío, sino una construcción intelectual y empírica para un país determinado, España, en un momento dramático de nuestra historia.
Como no puede ser de otro modo, el libro coincide en sus tesis en un acervo de conocimientos en los que muchos participamos, y que de ello hemos escrito con anterioridad.
Hay ciertas recetas debatibles. Otras incuestionables. La mas trascendente es el déficit axiológico, la penuria de valores, el derrumbe moral en el que nos encontramos.
El proyecto de regeneración de España pasa, hoy como hace muchos años, por aquello que en 1992 en El Vaticano reclamé: un Código de Valores Compartidos.
El cambio de rumbo no es de ahora; lleva siendo necesario muchos años. Vidal-Quadras enfatiza que ahora no sólo es necesario sino, además, posible.
«¿Quien ha de emprender y realizar este vasto proyecto?», se pregunta el autor.
«Corresponde al nuevo Gobierno salido de las urnas del 20 de noviembre».
Es cierto, ¿pero sólo el Gobierno?» No. Vidal-Quadras reclama un cambio porque «sufrimos de anemia participativa».
Precisamente por ello concluye:
«La sociedad civil se ha de movilizar para controlar a la clase política».
Así es. Hoy, como ayer, un proyecto político que quiera convertirse en proyecto colectivo debe contar con el concurso y participación de la sociedad civil.
¿Está la sociedad dispuesta a ello? Convencerla es nuestro trabajo.